4 han sido los temporales que nos han visitado en la última semana (Petra, Qumaira, Ruth y el domingo, Stephanie). Aunque en los 4 oyéramos la palabra mágica de “ciclogénesis explosiva” (mal empleada por cierto, en el caso de Qumaira), los 4 tuvieron características distintas a pesar de que las 4 dejaron vientos superiores a los 100km/h en bastantes puntos.

Petra y Ruth fueron muy parecidas. En ambos casos fueron borrascas muy profundas, pero su centro pasó a unos 1.000 km de Galicia. A pesar de eso se dejó notar el viento con mucha fuerza, pero lo más destacado fue el oleaje. Al ser borrascas muy profundas ocupan una gran área en el Atlántico y por tanto en una región muy amplia el viento sopla con mucha fuerza y casi en la misma dirección. Ese viento va levantando el mar, va generando un oleaje a unos 2.000 km de la costa peninsular, y aunque el viento deje de soplar, esas olas acabarán llegando a costa. Son olas muy estructuradas que incluso podrían llegar en un día soleado y sin viento. Son las llamadas olas de mar de fondo, generadas muy lejos, pero en ambos casos superaron los 10m de altura en la costa gallega y cantábrica causando numerosos destrozos en los paseos marítimos y en el litoral en general.

Qumaira y Stephanie (las borrascas del pasado jueves y de la noche del domingo) fueron borrascas más pequeñas y más próximas. Esto acarrea dos consecuencias. La primera es que el oleaje no tiene tiempo a desarrollarse, las olas por tanto no pueden crecer tanto como con sus “hermanas” antes de llegar a tierra, por lo que el oleaje no fue tan intenso. La segunda consecuencia es que el viento es más racheado y con mayor intensidad. Qumaira, a pesar de no ser una ciclogénesis explosiva, fue la que dejó las rachas de viento más importantes. Es decir, no todo temporal es ahora de repente una ciclogénesis explosiva, ni los peores temporales son debidos a una formación tan brusca de una borrasca. Son fenómenos distintos (igual que son distintos un tornado y un huracán) y aunque en el fondo tengan consecuencias parecidas, no por ello tenemos que usar mal el lenguaje o abusar de términos de manera incorrecta.

En las primeras 18 horas del domingo la presión descendió 30mb en puntos como A Coruña. En las 18h siguientes, subió 35.

La diferencia principal entre Qumaira y Stephanie fue que mientras el centro de Qumaira pasó por el mar a unos escasos 200km de la costa coruñesa el centro de Stephanie pasó justo por encima de Galicia provocando una clara diferencia en el comportamiento del viento. Así, mientras que las 18-20 horas que estuvimos afectados por Qumaira, el jueves pasado, el viento fue siempre del suroeste, soplando muy fuerte y casi sin obstáculos; las 18-20 horas que estuvimos afectados por Stephanie fueron muy cambiantes. Al acercarse más por el sur, el viento sopló varias horas del sur-sureste, afectando especialmente a zonas altas, ya que el resto están muy apantalladas; horas más tarde, al situarse la borrasca sobre Galicia, entre las 6 y las 9 de la noche apenas hubo viento, pero al alejarse por el Cantábrico, el viento roló a dirección noroeste. Ese cambio de viento provocó que muchas zonas pegadas al litoral lo sufrieran con especial virulencia. Eran rachas muy breves, muy cambiantes en intensidad (muy típico en una ciclogénesis explosiva) que afectaban solo a los puntos más pegados al mar y que se debilitaban muy rápido antes de llegar a zonas situadas algo más al interior.

Por tanto, seguro que si hiciéramos una encuesta sobre cuál fue el peor el temporal de los 4, cada persona tendría su respuesta muy clara y estas serían muy dispares. En el fondo todos tendrían razón porque la dirección del viento es fundamental a la hora de como lo sentimos y ese viento del noroeste de Stephanie (dirección muy poco habitual en el litoral norte) aunque afectara a menos sitios, estos lo sintieron con más fuerza.

¿Habrá cambios próximamente?

Esta semana tendremos la visita de varios frentes que dejarán viento y lluvia, esta mañana ya fue uno de ellos, pero en general no será tan adversa como la pasada, aunque el miércoles por la tarde nos afectará un nuevo frente y el viernes es muy posible que tengamos que hablar de una nueva ciclogénesis explosiva pasando muy cerca de Galicia. La seguiremos muy de cerca y os seguiremos informando.

Tras el paso de esa borrasca el anticiclón pretende resurgir de sus cenizas, rebelarse y comenzar a acercarse a la Península. Aun es pronto para afirmarlo con rotundidad, pero a partir del domingo las lluvias abandonarían la Península (en Galicia es posible que haya que esperar al lunes). Cuando hablamos de la Península, excluimos el Levante, a donde todos estos frentes lluviosos apenas están llegando y mientras que en el Noroeste tenemos sobredosis de agua, en Valencia o Murcia acumulan un importante déficir hídrico este invierno.