Los rayos solares, o radiación ultravioleta (UV) se clasifican en función de su longitud de onda, o lo que sería lo mismo en función de su peligrosidad (cuánto menor es la longitud de onda, más intensa es su energía).

Tenemos tres tipos:

Los más peligrosos, UV-C son absorbidos por la capa de ozono y no alcanzan la superficie terrestre. Los UV-B son los que están entre 280 y 320 nm y aunque una parte de esta radiación la absorbe la capa de ozono, otra llega a la Tierra y por tanto son los más dañinos para el ser humano, mientras que los UV-A son los que están en el rango de los menos agresivos o menos dañinos para las personas.

En este artículo nos vamos a centrar en la radiación ultravioleta B. Para medir esta radiación existe un índice que va desde 1 a 12 y que depende de muchos factores.

• Contenido total de ozono en la columna de aire.
• La nubosidad.
• La altitud a la que te encuentres.
• Del ángulo con el que llegue la radiación a la tierra. Es decir depende de:
  • La latitud a la que estés.
  • La hora del día.
  • El día del año en el que estemos.

El contenido de ozono no varía mucho de un día a otro, aunque a la hora de calcular el índice diario es importante, vamos a suponer que es constante todo el año y en todo el planeta para explicar el resto de factores.

La segunda quincena de junio, entre la 1 y las 4 de la tarde, se alcanzan los valores más altos del Índice UV

Cuando hablamos de índice UV diario, hablamos siempre del índice máximo de cada día, que se alcanza entre la 1 y las 4 de la tarde. Este índice se debe calcular suponiendo que no hay nubosidad. Lógicamente, a medida que nos alejamos del mediodía el índice UV disminuye y si hubiera nubes la radiación se vería atenuada, aunque no la hace desaparecer por muy densas que sean las nubes. Como mucho las nubes absorben un 80% de la radiación, pero ojo que en situaciones de nubes y claros la radiación que recibimos puede verse muy poco afectada.

La radiación aumenta en un 8% por cada 1000 metros que ascendemos. Es decir, es más alta en las montañas.

El ángulo con el que llegue la radiación a la tierra juega un papel fundamental, por ello, cuanto más cerca estemos del ecuador más alto será el índice UV y este alcanza su máximo en el solsticio de verano (21 de Junio en el hemisferio norte).

Protección solar

Una vez tenemos calculado ese índice, se puede calcular la reacción que tendrá en la piel teniendo en cuenta los diferentes tipos y sensibilidades de piel

En función por tanto del tipo de piel que tenga cada persona se puede calcular el índice de protección solar (SPF) que debería usar.

Efectos de la radiación UV en el cuerpo humano

El efecto más conocido, que no lo único, de la radiación UV en la salud, es un leve enrojecimento de la piel. Este cambio de color es provocado por la expansión de los vasos sanguíneos de la piel. En mucha gente, este enrojecimento, viene seguido por el bronceado en los próximos días. El permanente bronceado ocurrirá cuando la radiación UV genere un pigmento en las células de la piel llamado melanina. La exposición prolongada al sol provoca daños en los tejidos cutáneos, así como, un engordamento en la piel, enrrugas y pérdida de la elasticidad.

Esta radiación suprime las defensas del sistema inmune de la piel y por lo tanto aumentan las posibilidades de tener cáncer de piel.

Otro daño importante se produce en los ojos. Estos se convierten en más sensibles cuando están expuestos a períodos muy largos de radiación, provocando daños en la córnea, en el cristalino o en la retina.